El Athletic tiene expuestas en su museo las ilustraciones que ha hecho para el libro. Son 108, tantas como las historias que se cuentan en ‘El mejor equipo del mundo’. Tomás Ondarra (Bilbao, 1963) dibuja. Carlos Ranedo (Bilbao, 1978), quien le embarcó en la aventura, escribe.
‘El mejor equipo del mundo’. ¿Realmente lo es?
Sí, sí… Hemos estado buscando a ver si había alguno más en el planeta y no lo hemos encontrado (risas).
¿Es el club más icónico?
Hombre, nuestra historia, y el libro lo recoge bien, no es sólo deportiva, sino también social. Está llena de periodistas ilustres, aficionados, artistas…
¿Artistas?
El mundo de la pintura, como el de tantos otros ámbitos, siempre se ha relacionado mucho con el Athletic. Por ejemplo García Ergüin, que tiene un capítulo porque hizo el logotipo del centenario. Cuando se ganó la Liga de la 83-84 hizo una exposición de jugadores del Athletic acojon… Y muchos pintores que han ido tomando peso en Euskadi han tirado por ahí. José María Lazkano, que tiene estudio en Nueva York, ha hecho cuadros del Athletic. O Dario Urzay, que diseñó aquella camiseta del kétchup tan polémica que luego se retiró y que ahora está en el Museo de Arte de Vitoria. Y es un pintor súper reconocido a nivel mundial. El simbolismo del Athletic tira mucho…
¿Cómo se llegó a eso?
Yo no conozco a ningún niño de Vizcaya al que con tres meses no le hayan regalado ya una camiseta o algo del Athletic. Para nosotros es como una religión.
¿Cuál es la idea del libro?
Nunca se había hecho algo así, tan visual. Algo que mezcle historias e ilustraciones.
¿Cómo es el proceso de creación que utilizó para las ilustraciones?
Bueno, están hechas con acuarela y acrílico, y después tratadas digitalmente. En cuanto a captar un momento o una personalidad, hay que decir que yo a muchos de los personajes, sobre todo a los más modernos, los he conocido personalmente por la relación laboral que mi padre tenía con el club. Hay otros momentos que simplemente viví. La ilustración de Villar, por ejemplo, que aparece con Cruyff. Yo estaba en el campo aquel día y le vi soltarle el hostión (risas). O la imagen de Txetxu (Rojo), que aparece sentado, es de aquella final perdida ante la Juve y refleja ese fuerte carácter que tenía.
Le dedica el libro a su padre. ¿Qué le enseñó del Athletic?
Él fue directivo durante 30 años. Pero antes de eso me llevaba a Lezama a ver partidos de juveniles, luego al Bilbao Athletic y luego a San Mamés. ¡Todo en un día! Yo llegaba a casa tronao. Sólo veía en rojo y blanco (risas). Él me enseñó que nunca se le podía silbar a un jugador del Athletic. Eso de “¡vago!, ¡cabrón!”. En San Mamés se critica menos que en otros campos. Y si se pita es al final.
¿Qué más le enseñó?
A amar mucho al Athletic. Yo soy socio desde los ocho. Y le veía sufrir tanto… Cuando salíamos de San Mamés íbamos por Pozas y él siempre paraba en el mismo sitio a tomar el primer vino, y pedía unas rabas. Si el Athletic había perdido no me dirigía la palabra. Si ganábamos, no paraba de hablar… Y dices: “Hostia, esto es muy serio”.
¿Qué hacía su padre en el club cuando entró en él?
Era el que viajaba todos los fines de semana con el juvenil de honor y llevaba las cuestiones de los estudios de los jugadores que venían de otras provincias, y lo del tema de la mili, de cómo librarles o hacerles que fuera llevadero. Hablamos de los Julen Guerrero, de los Yeste…
¿Iban a su casa?
Cuando llegaba al medio día estaban Josu Urrutia, o Ritxi Mendiguren, o Garitano, o Julen, o Alkorta… Se reunían un montón allí porque mi madre era un ciclón, tenía mucha energía, y les ponía de comer a todos enseguida…
¿Quién es el principal nombre del Athletic?
Iribar. Y para mí, el segundo Txetxu Rojo. De crío me gustaba la mala hostia que tenía, los cortes de mangas que pegaba a la Tribuna cuando le criticaban… Y tenía mucha clase. Y Dani, claro, al que luego he conocido mucho. Si te acuerdas de cómo remataba Dani de cabeza… Era como Santillana. Gente pequeña que se sostenía en el aire. Y Dani era pum, pum… Para mí Goiko y Liceranzu también pesaron mucho. Había que ver a esos tíos ir a rematar los córners. Partían en carrera de la media luna y no había quién los parara.
¿Tiene alguna historia preferida de las que aparecen?
El partido de la nieve fue un momentazo, el 5-3 al gran United en 1957. Pero yo ese no lo viví en persona. Para mí hay láminas muy sentimentales, como la de Rompecascos. Nuestro sitio hacía esquina con la Preferente. Y mi padre me decía: “Mira, ha venido Rompecascos”. Y yo veía aquel tío con la chapela que empezaba a gritar y de repente… ¡Pum! Se partía una botella.
¿En la cabeza?
Y se quedaba tan tranquilo. Gritaba “¡Athleeeetic, Athleeeeetic!” y luego ¡Pum! Y decía: “¡Pa los pollos!” (Risas). Es que son cosas que te marcan. Igual que lo del ramo de flores en la estatua de Pichichi, que me pillaba muy cerca.
¿Quién fue José María Múgica?
Un periodista que era un personajazo en el entorno del Athletic. Yo trabajé con él dos años en la Gaceta del Norte. Y luego le llegué a ilustrar artículos en el Correo. Era Dios. Y tenía unas dimensiones extraordinarias. No entraba en el avión. Pero el tío era agradable.
¿Qué recuerdos tiene de él?
Cuando le dibujé me acordé de las risas, de tantos momentos… En la Gaceta todavía había máquinas de escribir, y como estábamos en crisis, que al final nos echaron a todos, las cintas de las máquinas se acababan. Y lo veías al tío que llevaba un rato escribiendo, miraba el papel y no veía nada impreso… Con la corpulencia que tenía, agarraba la máquina y… ¡Zas! Volaba por toda la redacción. Era un genio.
¿Le ha faltado alguna historia por contar en el libro?
Teníamos que haber hecho una del viento Sur en San Mamés. Si sopla, el Athletic pierde el partido. ¿Por qué? Pues ni pu… idea. Pero palmamos seguro. Es algo parecido a lo que le pasaba a Rojo, que cuando jugaba ante Carrete o Boronat, no le salía ni una. ¡No hacía un regate!
¿Vienen tiempos difíciles para el Athletic?
Hombre, se nos torció mucho el tema con la Ley Bosman. Mantener la filosofía cada vez en más complicado. Pero mire, en el Athletic que debería haber sido están Javi Martínez, Ander Herrera, Fernando Llorente, Amorebieta que además se fue cobrando menos… ¡Oiga! ¡Que ese equipo competiría con Atlético, Valencia o Sevilla! Pero si empieza a irse la gente… El gran ejemplo a seguir el Julen.
¿Le da para ganar títulos?
El tema es que los chavales que están entrenando con 16 años se están yendo con las grandes empresas de representación, como Kepa con Baia. Y ese tema ya se te va de las manos, porque escucho que los chavales ya están en eso con 15 y 16 años, y empezarán a calentar la oreja a los padres y…
Eso decía Rodrigálvarez, que cuando se acabe el sentimiento de pertenencia…
Porque generar jugadores los estamos generando. Si se nos va Kepa, será un paso más, la marcha de un crío que está en Lezama desde los nueve años. Habrá que sujetarles con 15 años, como hace la Real con nosotros para que no vengan.